Buscando pingüinos en Paracas + oasis de HuacachinaBuenas chavales!!!
Salimos de los Andes a toda pastilla, y después de hacer parada técnica de una noche en Lima, nos embarcamos en un autobús rumbo al sur bordeando la costa por la archiconocida carretera Panamericana. A la derecha, el inmenso Pacífico a la izquierda enormes dunas de arena.
Nuestro objetivo era la Reserva Nacional de Paracas e Islas Ballestas. Toda esta zona, esta cerca de Pisco (que da nombre al conocido aguardiente), ciudad que fue azotada en agosto por un terremoto de mas de 7 grados Richter. Os podeis imaginar el estado de la gente, pero anima ver su entusiasmo y sus ganas de seguir para adelante. Ademas, gracias a mi colega del Cole Eric, tuvimos la oportunidad de contactar con un par de trabajadores de Accion Contra el Hambre que nos dieron una perspectiva muy interesante del asunto (amén de una soberana fiesta el sábado en su casa, donde sonaron los éxitos del momento en Perú: “El Embrujo y “ La Culebrítica”. Muy guapo. En la foto se me puede ver con un embotellador local de Pisco que no soltaba la botella ni para echar un pis.)
Las Islas Ballestas, muy chulas. Mucho pingüino, mucho pájaro (Chío, nos acordamos mucho de ti) y mucho pajarraco también que nos intentaba colar la “Tasa de entrada Nasional del parque”. Por supuesto, mi hábil imaginación echó mano del archiconocido truco (Luis el Sucio estaría orgulloso de mi) de “Perdone caballero, pero solo tengo un billete de 100 soles, ejem….¿Tiene usted cambio?”
Otro de los dias fuimos a la Reserva Nacional de Paracas, que es lo mas parecido a un desierto que os podais imaginar. Eso si, ni cortos ni perezosos, nos alquilamos un par de mountain-bikes, que posaban como unas condenadas, y nos recorrimos las dunas. Pa’vernos matao!!! Tuvimos que abortar nuestra idea inicial de dar toda la vuelta a la Península y nos conformamos con llegar a la playa más cercana. La soledad del desierto me imprime serenidad, chavales.
Por si la dosis de desierto anterior no fuera suficiente, el ultimo día, como remate y antes de partir hacia Arequipa, fuimos al oasis de Huacachina, tambien en medio del desierto. Todo muy gringo-guiri, pero la verdad es que muy divertido. Alquilamos un boggie para hacer el gamba por las dunas (en plan Parque de Atracciones), y como remate entre duna y duna, un poquito de sandboard. Eso sí, a la peruana. De boca, contra la tabla, y a bajar a toda ostia por las dunas (Genitalien, te hubiera encantado, compadre). Ana casi se deja los brazos contra la arena, pero la adrenalina fluyó a todo trapo. El video no tiene despedicio.
Cañón del Colca-ArequipaCon el cuerpo lleno de arena, y tras una dura noche de autobús llegamos a Arequipa. Situada entre volcanes, la ciudad nos acogío con una bruma espantosa, que nos hacía temer por nuestro siguiente objetivo: Un trekking de 3 días por el cañón más profundo del mundo (más de 3.000 metros), con el objetivo final de ver al huidizo y amenazado cóndor andino.
Con la ayuda de un guía local, Edgar. Llegamos al cañón en medio de una tempestad digna de la temporada de lluvias que comienza por estas fechas en estas latitudes. Calados hasta la médula, y después de 5 horas de bajada, llegamos a nuestro Edén particular, Llahuar. El sitio en cuestión era bonito, pero lo mejor eran sus dos piscinas naturales de aguas geotermales a orillas del Río Colca, donde Ana se sentía según palabras textuales: “Como en el feto materno”. A eso le llamo yo tener buena memoria.
El dia siguiente más pateo por el cañón, con impresionantes vistas, pero ni rastro de cóndor. Eso sí, mucho cactus. El que más curiosidad nos dio fue el “Cactus de San Pedro” archiconocido por sus propiedades alucinógenas, y que por supuesto no probamos pese a la insistencia de Ana. Mucho pincho. Al final de la excursión, otra noche en chocita, con su piscinita.
Y el último día, por fin logramos avistar al cóndor, en el famoso Mirador que le da nombre. Nos encantó, señorial, pasando del culo de todos los turistas y buscando su carroña diaria. Eso sí, nos tuvimos que levantar a las 02:30 AM, ascensión nocturna de 1200m de desnivel a la luz de la luna para ver a nuestro alado amigo.
Poco más, compadres. Os escribimos de vuelta del trekking, desde Arequipa. En un par de horas, cogemos el autobús nocturno que nos conducirá a Cuzco, antiguo Centro del universo Inca.
Un abrazote,
Sergio
Notas mentales:
1) Miki, siento mucho lo de tu abuelo. El tío era “pistonudo” de verdad ;-). Un abrazo fuerte, compadre.
2) Sucios, estais que os salís con el chat. Dadle candela que me descojono cuando leo vuestras historias.
3) Tomás, la bebida nacional de aquí “Inka Cola” se parece mogollón a tu queridísimo “Guaraneitor”
4) Txeli, muchas gracias por tu contacto en Paracas. Mi hígado y mi conciencia te están muy agradecidos.
5) Genitalien, me he acordado mucho de ti en Arequipa. Sobre todo, el otro día se me acercó un niño de unos 7 años mitad criollo- mitad centollo en la calle ofreciéndome caramelos de coca, con una “sonrisa preciosa” pero “que bailaba como un pato”….
